jueves, 14 de mayo de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XIX)


El mensaje de Bertrand Valli a su hijo Boris terminaba con la frase “te esperaré en la torre”, una de las pocas legibles debido a la vetustez y el deterioro del pergamino. Puesto que esta prueba circunstancial involucra a Boris en los “Crímenes del Arlequín”, versión 1998, Malou lo citaa declarar en comisaría al día siguiente, bajo pena de detención si no aparece (me lo acabo de inventar, pero ¿a que parece creíble?). Con esto en mente, y asediado por remordimientos de cuanto hizo a Franz, Boris accede al deseo de Carla de conocer esta extraña ciudad futura. Para visitar sus recovecos, Vernon los conducirá en un fúnebre Rolls-Royce, hacia el cual Carla siente una antipatía inmediata.

En la misma ciudad, Irina y el ya muy espabilado Orlando roban, desafían a la sociedad y copulan a lo bestia, pero el nuevo inspector Tanner insiste en llevar el asunto personalmente y lo deja correr.

Ada, tras encontrar casualmente al padre Astolfo, que le proporcionó su primer orgasmo frotando sus braguitas de colegiala, concibe la idea de suicidarse tras dejar todo contado en una nota.

En el salón de Pedro Arteaga, desierto salvo por él, el piano interpreta en las tinieblas el “Vals Mefisto” de Liszt.

Pamela transporta como puede, en la nieve, al inconsciente Takeshi. Ojos ancianos y malignos los observan desde las alturas.

(Continuará)

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