viernes, 10 de julio de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXVII)


Tras participar como espectador en una orgía de militares, políticos y eclesiásticos, donde varias quinceañeras raptadas sufren tratos indignantes, el falso inspector Tanner es conducido, detrás de un tapiz, a través de un pasadizo secreto del palacete sede de los festejos. Sus escoltas, semidesnudos y sudorosos pero encapuchados, le aseguran que va a conocer a Quienes Realmente Mandan. Un brillo irisado brota de los ojos del impostor en la penumbra.

Pensando qué decir en el interrogatorio policial, Boris ordena a Vernon desempolvar la televisión y conectarla. El vetusto monitor en blanco y negro muestra vehículos afrodisíacos y mujeres desnudas en todos los anuncios, todo lo cual trastorna a Boris, pero mayor trastorno aún le causan las últimas noticias: el Arlequín ha vuelto a asesinar, en esta ocasión a una ministra que frecuentaba un sex-shop maquillada y caracterizada al estilo de una estrella de cine para evitar ser reconocida.

Pedro Arteaga, que no ve la televisión, ni siquiera se entera de la noticia, demasiado absorto en poner una y otra vez la cinta del mensaje dirigido a Geller Bach al revés. Nada sucede.

Buster y Ada conducen por el carril opuesto de una autovía, tranquilos y hablando de cine clásico. Ada saca el coche de la carretera y aplica todas sus artes eróticas a su pareja. El se deja hacer sin pasión, y al terminar propone a Ada ser atropellados arrojándose ante camiones y vehículos similares.

De Soto y Geller Bach van inculcando a Tobías su futura gloria y le reservan un bautismo de fuego para irlo acostumbrando a la voluptuosidad de matar: el sacrificio ritual del verdadero inspector Tanner.

(Continuará)

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