sábado, 3 de octubre de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXXIX)


Flowers, con Ramón como secretario, se patea todas las editoriales de Ciudad Centro, con el objeto de publicar los poemas de Carla, que ha hecho copiar a máquina por su hercúleo acompañante y registrar en la Propiedad Intelectual mediante un carnet falso, pues huelga decir que uno verdadero no está disponible. Después, los originales vuelven al abrigo de pieles, pues Carla ha de mantenerse en la ignorancia, humillada y maltratada, como mandan los cánones del oficio. Pero las editoriales no prestan excesiva atención a cuanto puedan ofrecer unas obvias figuras del lumpen, de ahí que Flowers, de por sí bruto y además obseso, emplee con los editores violentos métodos de persuasión que siembran la sangre y el terror, tan desacostumbrados en las comúnmente idílicas sucursales del Parnaso.

Malou, triste por la desaparición de su gata Foxy e inquietado por las cartas mitad elogiosas mitad amenazantes que recibe en la casa editora de su tebeo porno nazi, recibe el encargo de apresar a Flowers y poner fin a las agresiones.

Mientras, el tórrido idilio entre Berta y el falso Tanner es escandalosamente público, y el prestigio del inspector va decreciendo de forma paulatina.

Pero el mayor foco de atención, tanto en la comisaría como en cualquier otro sitio, es el hallazgo de los restos calcinados de Jason Michael en su mansión desierta. Miles de fans del cantante se suicidan de variadas maneras en todo el mundo nada más conocer la noticia.

En cambio, el ex suicida Buster decide armarse de valor y rescatar a Carla.

Absortos en la confesión del verdadero Tanner, Boris y Bertrand, privados del socorro de Franz, perdido en las galerías del Santuario, no reparan en que la Milicia Arácnida los rodea, armada hasta los dientes...

(Continuará)

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