miércoles, 29 de mayo de 2013

Un siglo de sacrificios humanos


 
Después de dos entradas necrológicas seguidas, nada mejor que festejar los cien años de una abuelita que no muestra aún la primera arruga. Tal día como hoy, en el Théatre des Champs Élysées, se desencadenaba por primera vez un tsunami sonoro que en español suena a triunfo, en francés a coronación y en inglés a ceremonia pagana, y de todo eso tiene. Cuando leo aún hoy a algunos románticos apolillados quejándose de que la pieza carece de majestad, nobleza o refinamiento, sin pararse en las connotaciones de tales atributos, pienso que Igor se adelantó al punk o el thrash, pero por otro lado su aventura en el atavismo profundo de una tierra lejana es romanticismo salvaje de pura cepa. Para Boulez y sus amigos es matemática pura, pero también contiene los fragmentos musicales más misteriosos e insinuantes jamás compuestos.

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